sábado, septiembre 10, 2022

EL EMPRENDEDOR DE LAS MIL CARAS



EL EMPRENDEDOR DE LAS MIL CARAS

 

Muy buenas tardes, soy el escritor y editor Francisco León. Bienvenidos a la presentación del libro El emprendedor de las mil caras publicado por la editorial que lleva mi nombre.

            El término emprendimiento es uno de los más difundidos de la actualidad. Es el soporte de un país como el Perú, por algo nos referimos a nosotros mismo diciendo: “somos un país de emprendedores”. Emprender es arriesgarse, invertir, innovar y sobre todo trabajar arduamente.

            Recuerdo el surgimiento del título, la etiqueta, lo que vende el producto. Después de conversarlo con Juan José y darle algunas sugerencias, se decidió a tomar la de: “El emprendedor de las mil caras”; en obvio juego de palabras y hasta incluso homenaje al libro de Joseph Campbell El héroe de las mil caras. Texto sobre el que me detendré. Lo que Campbell descubrió, tras analizar libros sagrados y mitos de diversas culturas, es que existe una estructura común en todas. Un proceso en el que el héroe no nace, se hace. Es lo que él llamó el “monomito del viaje del héroe”. Viaje que implica peligros, riesgos, esfuerzo, hasta la conclusión del objetivo. Tal cual lo hace el emprendedor.

            Sandoval es periodista y es el ejercicio práctico de su profesión lo que le otorga esa “profundidad fundamental”, que encuentro en el libro y en el resto de su obra, que lo diferencia de otros autores; que usan similar técnica en el abordaje de sus historias. Hablo de la primera persona. La literatura de Sandoval está más cerca de esa tradición japonesa llamada Watakushi-shōsetsu, traducida comoMi novela” o lo que se entiende por “literatura del yo”; género creado en Japón a inicios del 1900 del siglo pasado y que poco o nada tiene que ver con esa autoficción, más aburrida que fumar papel bulky, que nos vende las grandes transnacionales.

            Para ejemplificar y dar a entender hacia donde voy al referirme a la profundidad en este tipo de novelas en primera persona, que toman parte de la experiencia vital del autor con una dosis de imaginación, quiero mencionar los trabajos del Premio Nobel Kensaburo Oé.

            Por otro lado, buen hijo de la X generation, los otros libros de Sandoval giran en torno a los ejes preferidos de los autores de los 90. Hablo de rock, drogas y sexo. Aquí debo subrayar que muchos de esos escritores son solo fruto del “descuido”, del malditismo, real o fingido, y de la bohemia. Nuestro autor, por el contrario, nos deja muy reconocible la impronta de su estilo. Logra que el fondo y la forma se encuentren en justo equilibrio.

            Como mencionó Camilo José de Cela en una entrevista: el escritor es escritor hasta cuando sueña. No importa qué oficio ejerza para ganarse la vida, eso es algo solo coyuntural, que no lo desvía de su camino. Así, Juan José Sandoval es escritor siempre. Aunque lo encontremos en el Ministerio de Transportes como jefe de imagen o dirigiendo su programa “Tecnología y Negocios” o tocando con su banda “Los viejitos de Barrón” o en las múltiples chambas freenlace que ocupan su tiempo.

            Él es un aporreador de teclas en sentido literal, pues gusta pegarle al teclado, cual si luchara con una Remington, del que extrae un beat propio. Estamos ante un hombre que como Bukowski o Hemingway ama ponerse los guantes, aunque no contra rivales de carne y hueso, sino contra el más duro y difícil: él mismo. No teme destruirse si es necesario o perder amigos, a fin de lograr una obra que lo deje satisfecho.

            El emprendedor de las mil caras nos cuenta historias de vida, crónicas, sobre el emprendimiento y es en sí mismo un producto cultural y un emprendimiento.

            Ni decálogo ni receta de “felicidad” instantánea, sino libro de ejemplos que funcionan como espejos, en los que cada lector podrá encontrar la imagen que más se adecúe a lo que desea ser. En los atrapantes títulos de cada capítulo la prosa limpia, que fluye con naturalidad, de Juan José Sandoval se luce, sea en: Movimiento bursátil de un abrazo, Los empresaurios pueden desaparecer, un guiño al tema de Charlie García, El ayahuasca de la innovación empresarial o Ser versátil para emprender, donde menciona cómo conoció a Sergio Galliani, etc.

            Cierro esta corta intervención citando al autor, que en una de nuestras tantas conversas, me dijo una frase que se hace necesaria y hace luz, en una ciudad donde la mayoría de escritores y poetas creen que este oficio debe ser una oda al dolor, al sufrimiento, al “apóyame hermano” así con tono lastimero, con cara de no se vende, acá nadie lee, etc. Me dijo: “uno decide si quiere ser un escritor mendigo o un escritor emprendedor”.

            Es así que la elección está en nuestras manos. Usemos cada gota, mucha o poca, de talento que tengamos, esos “dones” de los que hablaba la Biblia y pongamos manos a la obra en nuestro emprendimiento. Sea cual fuere. Es en corto: si la vida te dio limones, has limonada.

 

Gracias.

Francisco León.