martes, mayo 31, 2005

Espermental

Él se enamoró de ella, y ella de su vagina.
I.Y.


Ella creía haber vivido mil vidas
Y ni siquiera menstruaba.
Como querer olvidar cicatrices
Sin tenerlas.
Sus alas: tintineantes cagalucines delirantinos.

A ella le estorbaba su sexualidad
Y comenzó a engatusar mosquitos.
Huyó del mal antes de carbonizarse.
Amó la pobreza para sonreír.

A él le vino la regla apenas cortaron el umbilical.
Le salieron verrugas en sus manos
Y nunca más las sacó del bolsillo.
Su rostro: ciclópeo dormitano quémoli atunado.

Ella nunca amanecía en su cama
Y él se acostumbró a esperarla con pastillas.

A ella la besó un niño que no era yo
Mientras dormía pegado a las paredes del colegio.

Caí del cielo en forma de meteorito.
Tenía el sueño inútil de levantar la estima del mundo
Pero jamás soporté el peso de mis propios rencores.

Tal vez haya vida más allá de la unión de dos tormentos.
“El sexo es el acto de las tinieblas”

(Tiniebla : el yo y el no. El sí. Que no. Que sí. Que sí, por favor. Por favor.
Todos hemos tenido una pésima niñez.
Tu dolor y mi dolor pueden llegar muy lejos. Lejos. Lejos de ti.

- quisiera decir te quiero –dijo cabizbajo.

Nunca habrá respuesta a la duda de un hombre triste.)

Todos se parecen al dolor que hay entre sus piernas.

Ella quiso ser de todos porque se creía de nadie.

Al tiempo comprobó su propia infección.
Y todo se hizo nada.

Ella vivía muerta hasta que él llegó
Para reciclar su juventud.