miércoles, noviembre 23, 2011

Sergio Galarza y el rock de sus palabras

Uno de los narradores peruanos más importantes de los últimos tiempos. Su mítico libro Matacabros acaba de cumplir 15 años, es de lectura obligatoria en los colegios del Perú  y sigue siendo una invitación a la revolución adolescente. Radicado en Madrid, Sergio Galarza nos cuenta sobre las bandas que más lo han influenciado a la hora de escribir.

De la salida de Matacabros ha pasado mucho por su acera. Cinco 5 libros publicados, presencia en importantes antologías nacionales e internacionales, tres premios locales, un accidente de auto, un puñetazo contra un tímido crítico literario y repentina partida a Madrid. Luego el rediseño: un Copé de Plata y la consagración europea. Fue nombrado Escritor Revelación y su novela Paseador de perros ha tenido importantes comentarios en la crítica española, además de haber participado en importantes eventos como el Salón del Libro de Luxemburgo.  

Pero la pluma de Galarza no sólo se ha consolidado las lecturas que ha ido almacenando en su chip mental, sino también por la música que se ha inyectado durante años: “No recuerdo una corriente musical en Matacabros, sólo las canciones que se mencionan en el libro, de Leonard Cohen, The Doors, Pixies; y las de otros libros que había leído en esa época como Sobredosis de Alberto Fuguet. Escuchaba Doble9 porque era la única radio que merecía la pena escuchar en aquel momento. Y para estar más al día iba a la tienda de discos que tenía mi amigo Henry Down en Polvos Rosados. Viendo el asunto en retrospectiva me queda claro que no sabía mucho de música como ahora, internet me ha facilitado el acceso a un montón de grupos”.

En la época en que comenzaste a escribir tus primeros cuentos, ¿relacionabas tu escritura con la música?
Sí, Sobredosis y Los Inocentes de Oswaldo Reynoso son los dos libros que más me influenciaron en aquel momento. Al final de la calle de Oscar Malca también. Son libros que me ayudaron a liberarme de prejuicios, a escribir sin miedo, de una forma natural. Me sentí tentado de escribir libros como si fueran cancioneros, pero eso lo había hecho Ray Loriga y no quería sentirme el hermano bastardo de nadie, ahí sí que tenía miedo. Me hubieran dicho copión. Pero al final creo que he conseguido que alguno de mis libros sea un cancionero a mi manera. Busco siempre la frase que transmita una verdad, que se convierta en una compañía para el lector.
  
En tu tercer libro Todas las mujeres son galgos haces una referencia a un soundtrack, por tu vinculación con el histórico Henry Down, de Polvos Tosados, ¿qué recuerdos musicales de esa época?
 ¡Vaya!, los recuerdos más salvajes, y justo el otro día los actualicé. Primero escuchábamos rock, de toda clase, y entonces empezó la moda de los raves, y Henry era uno de los que auspiciaban esas fiestas, entonces empecé a escuchar música electrónica, iba a los raves, me ponía hasta arriba de todo. Pero nada de eso se quedó en mi cabeza, no fue una época fructífera.

Tú has escrito un libro de rock sobre los Rolling Stones en el Peru, que ha sido editado en Perú y en Europa. El periodismo sobre rock es una vena muy interesante, ¿lees cosas así en Madrid? 
He leído pocos, la mayoría son libros que te informan, para que puedas soltar datos, o competir soltándolos cuando te encuentras con otro listillo que cree saber tanto como tú. Prefiero biografías de músicos como la de Mark Everett, líder de la banda Eels, y su Cosas que los nietos deberían saber. Quise leer la biografía de Keith Richards pero me cuesta, no está escrita dentro de un estilo que yo aprecie. Me da curiosidad, pero si algo está fuera de mis gustos no lo leo. El estilo es importante, no sólo que me vaya a revelar el lado oscuro de un músico.
  
Por otro lado, sabemos que eres deportista y de joven perteneciste a un team de skate, ¿de qué manera se involucró el skate en tu literatura?
 Yo no era parte del team Choncordia, era un amigo muy cercano y me hubiera gustado ser parte del team, pero mi calidad no llegaba a tanto. Quiero creer que estuve cerca porque hay gente que aún se acuerda de algunos trucos que hice y eso me emociona. Hay parte de ese espíritu skater en Matacabros, en el cuento Perdidos en la noche, por ejemplo. El skate es parte importante de mi adolescencia, fue gracias al skate que conocí cada hueco de Lima. Quizás debí de escribir algo de eso en su momento, pero no sabía cómo, ahora sí y lo haré pero después de terminar algunos libros que ya he empezado.


A propósito de eso, ¿tu segunda novela de la trilogía de Madrid cuándo sale? ¿Qué música escuchas en estos días, qué grupos, qué estilos...?
La novela se ha retrasado como un año, mis editores tuvieron un revés por culpa de la crisis, pero el año que viene debería salir la segunda parte de la trilogía. En estos días escucho folk como siempre, y ando siguiendo a unos grupos que tocarán en un festival el próximo año, quiero saber si valdrá la pena hacer el viaje. Aparte, me dedico a hacer mis listas de toda la vida, ando con una donde recuerdo las canciones que aprendí en Doble9, lo puedo hacer gracias a una página que se llama Spotify, que me parece recién ha entrado en Estados Unidos y puedes escuchar la música y ya. Si quieres tenerla puedes pagar para descargarla a tu Ipod o lo que sea que tengas.

Bibliografía Básica 
  • Matacabros (cuentos)
  • El infierno es un buen lugar (cuentos)
  • Todas las mujeres son Galgos (cuentos)
  • La soledad de los aviones (cuentos)
  • Rolling Stones en el Perú (crónica periodística)
  • Paseador de perros (novela)


Películas de rock preferidas
  • Mi favorita por siempre: Alta fidelidad, porque es una peli de música en general que habla de un momento que yo en lo personal he vivido mucho tiempo. 
  • Otra que vi hace unos días es Skateland, una peli menor pero que se deja querer.


Joy Division
“Encaja en la mayoría de libros que leo, es como leer mientras llueve. En mis libros siempre hay melancolía y eso es por Joy Division, empata con mi carácter. Vi la película Control en Varsovia, y lo menciono no por dármelas de cosmopolita si no porque es una ciudad gris como Lima, y garuaba todo el tiempo, fue el momento perfecto para verla, un mediodía en el cual no había nadie en el cine”.

5 conciertos más intensos 
  • Neil Young en el Primavera Sound del 2009 en Barcelona.
  • Micah P. Hinson en la Sala Moby Dick de Madrid.
  • El primer acústico de Daniel F en el Centro Cultural de La Católica (¿o fue de Leuzemia?, la cuestión es que tocó El Oso y eso fue lo más paja).
  • Frank Black and The Catholics en Boise, Idaho. Fui con mi hermano y era un bar pequeño y por eso estábamos frente a este tío.
  • Mercedes Sosa en la Concha Acústica del Campo de Marte con mis viejos y mis hermanos, seguro que fue ella la que tocó, dudo que me lo esté inventando.