jueves, agosto 06, 2020

BARRUNTO, UNA LEYENDA

Por: Giacomo Puccio Vega / Lanzallamas Blog. 25-dic-2019.


Juan José Sandoval lo llaman leyenda.

Así se lo hizo saber el antropólogo Alexander Huerta Mercado cuando Sandoval hace unos años fue a la PUCP a realizarle una entrevista para la revista Dosis. El profesor universitario le dijo que ha recibido trabajos de alumnos sobre Barrunto, libro de cuentos publicado en el 2001 cuya homónima historia principal gira en torno a la violencia desatada por las barras bravas.

A pesar de no ser su única publicación, Barrunto lo persigue. Y a él eso no le molesta. “Hay muchos escritores preocupados por que su nombre salga. Quieren portadas y la gente ni siquiera sabe qué libros han publicado. En cambio, a mí casi no me conocen por mi nombre, pero saben que tengo un libro que se llama Barrunto. Y saben que hay un pata al que llaman ‘Barrunto’.”

Ahora que ha sacado la cuarta edición, busca aprovechar la efectividad de la fórmula —la historia de dos hermanos, uno nerd y otro achorado que sueña con convertirse en presidente de la barra aliancista— para llevarla a las tablas como ópera salsa. La adaptación está a cargo de Herbert Corimanya, actor y dramaturgo que aparece en la flamante portada. “Él sería Jimmy, el personaje principal”, cuenta Sandoval, quien señalando la remozada carátula dice que confía en el potencial de esta edición para trabajar el coaching deportivo en las canteras de Alianza Lima. “Considero que esta portada es imbatible como herramienta cultural para un deportista en formación. ‘Oye, pero habla de drogas’, dirán algunos. Pero es lo que muchos de ellos ven en sus barrios. Un deportista con un libro es más fuerte, eso lo demostró Constatino Carvallo. Los futbolistas tienen una carrera de 15 años que les va a dar de comer el resto de su vida”.

La sangre blanquiazul corre por sus genes: su padre fue dirigente y, por tanto, él es socio vitalicio. Esa pasión futbolera lo llevó a escribir el mentado cuento, que rezuma tragedia, una palabra frecuente para los aliancistas: en 1987, el vuelo del Fokker se llevó la vida de todo su plantel; el Año Nuevo del 2000, el defensa Sandro Baylón murió en un accidente automovilístico en la Costa Verde cuando tenía 22 años; y, en el 2011, en un giro casi profético, Walter Oyarce, un joven hincha grone, fue lanzado desde un palco del Monumental por barristas de Universitario. Estos hechos aciagos con los años han construido la mística, lo que marca la identidad del club. Y tienen correlación con la muerte de uno de los personajes de “Barrunto”.

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Novela gráfica ilustrada por David Galliquio. El caso Oyarce se introduce en esta adaptación.

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Alcanzar notoriedad en el circuito literario no es algo que le quite el sueño. “No he andado mucho con la gente [del mundillo], aunque conozco a muchos de ellos. No me interesa ser ni del mainstream ni de la manchita”. Sin embargo, un escritor de su generación con el que lleva una larga amistad desde su juventud es Sergio Galarza, quien incluso escribió el texto de la contratapa de Barrunto. Desde la distancia —Galarza radica en España—, se mantiene el vínculo. “La última vez que fui a Madrid estuve en su jato un toque. Nos tomamos unas chelas. Le hice una entrevista. En varias ocasiones coincidimos antes de ser escritores”. Fueron del mismo barrio y también se encontraron de casualidad en el ICPNA, mientras aprendían inglés. Montaban skate, jugaban pelota. Frecuentaban juntos a un amigo que tenía una tienda de discos en Polvos Rosados, que le proveía la música a Helen Ramos, conductora del programa 2001, en Radio Miraflores. Las canciones trasmitidas en este espacio —y las historias protagonizadas por jóvenes del escritor caleño Andrés Caicedo— fueron influencias vitales para la concepción de otros cuentos de Barrunto como “Luz verde para morir” y “Tolquim limeñian blues”.

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Sandoval vivía en el barrio de Los Sauces, en el límite de Surquillo con Surco, lugar que sería conocido como Villa Coca: en los alrededores se descubrió que tenía su base de operaciones el narco Reynaldo Rodríguez López. Un día, cuando era niño, el laboratorio del narco explotó. “Con experiencias como esta, un escritor no tiene pierde”, dice Sandoval, quien ha ficcionalizado el hecho en su libro El artista de la familia.

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—Puta, esto parece spam —se dijo Sandoval cuando recibió una invitación a Luxemburgo en el 2008. El correo contenía el siguiente mensaje: “Tú no sabes quién soy yo, pero yo sí te conozco por tus libros”. Pero no era un intento de estafa: era verdad. Y fue así como viajó a Luxemburgo.

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Una vez a la semana, Juan José Sandoval se pone un terno para sonreír frente a cámaras —algo que, confiesa, no le resulta nada fácil pero sabe actuar—. Conduce Tecnología & Negocios, un programa en Miraflores TV Digital. Ha publicado también un ebook para empresarios y escribe sobre esos temas —emparentándolos con su carrera como escritor— en su cuenta de Linkedin.

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—Los escritores son parásitos —dice en un momento de la conversación. Antes me relata las complicaciones que atravesó para lograr sus emprendimientos culturales. Me dijo que en la mayoría de casos todo ha salido, con mucho esfuerzo, de su bolsillo. Él se mantiene independiente desde que sacó esa primera edición de Barrunto con una imagen de Basquiat. Por eso arremete sin piedad contra los estímulos para la cultura. “Toda esta gente que ha ganado los estimulantes económicos —porque para mí no son estímulos, son estimulantes: es una droga que te amansa, que te ahueva, y que viene de papá gobierno— me dan asco”.

Le pregunto si en alguna oportunidad intento postular a alguno y me responde que una vez trató llenar un formulario pero desistió por considerarlo demasiado burocrático. “Y soy un hombre de palabras todo el tiempo”.

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—A mí siempre me ha ocurrido que cuando algo muy bueno me pasa, me ocurre una cosa muy mala. Por eso cuando gano algo me asustó. Digo: “Ahorita va a llegar el mal”.

Para la presentación de la última edición de Barrunto en el Centro Cultural de España, Sandoval contrató músicos de la orquesta de Jhon Kelvin para que acompañen el adelanto de la versión teatral que preparó Herbert Corimanya. A los músicos —un cantante que tocaría la tumba, un cajonero y un tecladista— les dijo, en referencia al pago: “Con cuarenta libros que se vendan, la cosa se salva”. “Ya”, le dijeron. Pero al final solo se vendieron cuatro ejemplares. “Igual salió todo de puta madre”, cuenta Sandoval. Y el fracaso comercial no fue motivo para desanimarse. Ya se vería la forma de pagarles. La celebración debía continuar, así que se dirigieron a la casa de teatro en Miraflores donde Corimanya ensaya. Una hora después de bajar del taxi, recordaron que en el vehículo dejaron uno de los instrumentos musicales, el cajón dual —mitad criollo, mitad flamenco—. El final de la historia la cuenta Sandoval en uno de sus textos en Linkedin:

Peor aún, para consagrar mi infortunio, fuimos con el músico agraviado, el cantautor Ger Vergara, a la fábrica Atempo en San Juan de Lurigancho, donde conocimos al lutier dueño de la marca, a quien le expliqué que debía comprar un cajón […]. El dueño de la fábrica nos dio una facilidad de pago y pude cumplir con el músico afectado por el robo de los instrumentos el día de la presentación de Barrunto, la obra de teatro. Una semana después, el lutier fue asesinado por sicarios delante de sus hijos.

Se entiende entonces el sentido de la superstición.

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Entre sus proyectos a futuro está publicar la novela breve Me voy a vivir y regreso, escribir sobre el músico Caitro Soto, seguir tocando de forma esporádica con su banda Los Viejitos de Barrón y, por mediación del poeta David Novoa, realizar un taller de escritura en el penal El Milagro, de Trujillo. Al momento de la entrevista, está contando los días para ir a Chimbote, donde —aparte de hacer un peregrinaje por el Tres Cabezas, mítico prostíbulo que tuvo como insigne parroquiano al escritor José María Arguedas— presentará Barrunto en la Feria del Libro de la ciudad pesquera junto al cronista Eloy Jáuregui. //

Cortometraje de Mauricio Franco, inspirado en la obra de Sandoval.

Los libros de Juan José Sandoval no se venden en librerías. Si quieren obtener el libro, escriban a barrunto@gmail.com.