CARTA ABIERTA AL SKATER WALTER CASTILLO
Todas las alegrías y las tristezas métetelas al bolsillo y ponte a montar el patín
Chato: el lunes en la madrugada viendo mi Facebook me enteré que habías tenido una tarde espectacular en el campeonato “The Obstacle”, que se hizo en el Festival Internacional de Culturas Urbanas “Pura Calle 2013”, en el Parque de la Exposición de Lima, donde lograste estar en el podio y convertirte virtualmente en un deportista Adidas. Sepas que desde ese momento he sentido que ese triunfo que obtuviste también ha sido mío y de muchas personas de tu entorno, familiares y amigos… tu gente que te apoya, aplaude, grita, desahueva, levanta, cuestiona y defiende tu prestigio como skater internacional. Siento haberme unido a esa cofradía de fanáticos de tus piruetas, de tus aventuras a Brasil montando skate, mochileando, dejando huella en cada incursión callejera, metiéndole a las barandas, a las bancas, las cajas, escaleras o peligrosas pozas con un hoyo oscuro en medio, donde podías caer y no regresar más si te desconcentrabas.
Aunque debo confesar que antes de conocerte personalmente ya había adquirido ciertos anticuerpos hacia ti. En verano, cuando fueron a la casa de Beto en Punta Hermosa, y tuvieron un altercado con algunos vecinos de la casa, fui tajante al decir que un deportista profesional no podía en ese tipo de escándalos públicos, como lo hacen los futbolistas mediocres en el Perú, quienes se obnubilan por el dinero y las mujeres, y terminan convirtiéndose en viciosos de su propio ego.
Siempre una marca va a querer contar con gente que muestre un perfil positivo para sus consumidores. Que sean un ejemplo a seguir, que representen valores humanos como la disciplina, la perseverancia y la humildad.
Las estrellas atorrantes se van al suelo rápidamente, se destapan rápido. Se les termina el encanto en cuestión de días. Según me informaron, esa noche en Punta Hermosa, habías sido tú quien había causado destrozos en la casa, por una reacción de celos con tu pareja. Eso fue lo que me reportaron e inmediatamente rechacé un comportamiento así.
Pero días después, cuando vino Og de Souza a Lima, tuve oportunidad de conocerte personalmente en el Skatepark de Miraflores, y nos fuimos en la Van de Dunkelvolk hasta San Borja, y estabas con tu filmaker, porque alguien de tu style siempre va a necesitar registrar lo mejor de sus días. Eso lo comprendí al conocerte, lo importante que es generar contenido, una historia de evolución de lo que practicas sobre cuatro ruedas de goma.
Entonces nos fuimos a Barranca, al campeonato nacional de skate, donde ganó tu pata Moisés Díaz, pero nosotros fuimos a hacer una exhibición de talento. Aunque no llegué a estar en dicha “demo” porque me la había pasado tres días seguidos de intoxicación alcohólica y me quedé dormido profundamente. Pero me ayudaste a desarmar las carpas y las banderolas de la marca, las llevaste hasta el hotel donde mi nariz no me dejaba respirar y la resaca me impedía querer seguir viviendo. Te retribuí comprándote un pollo a la brasa y unas chelas en lata, porque habías tenido un día intenso, agotador, y necesitabas de energía para la noche que nos esperaba con toda la gente de la marca, en el malecón de Barranca, en la discoteca donde nos regalaron una botella de güisqui y dos jarras de pisco sour sólo porque estabas tú presente, y donde pusimos la música que quisimos, Cypress Hill, Beasty Boys o algo de sandunga. Pude darme cuenta del acercamiento que tienes con los más pequeños amantes del skateboarding, del cariño que te tiene la gente y del “jale” que tienes en las fiestas tipo rockstar.
Y luego, ya de amanecida, totalmente descontrolado una vez más, yo me fui al hotel y con el sol encima, apareciste con tu pata Chupín entrando por la ventana como un choro. Yo te dije que la puerta estaba abierta. Pero tú me dijiste que así era tu forma de entrar, por la ventana.
Esa juerga terminó mal porque en la habitación del hotel también estuvo el pata que orinó sobre tu ropa. Cualquier circunstancia de borrachera no significa nada frente a tamaña falta de respeto. Aún así demostraste una reacción que te engrandeció como ser humano. Tomaste la ropa húmeda, te fuiste a la piscina y con un balde volviste a refregar la ropa como lo hubiera hecho tu viejita en tu jato, tratando la tela con cariño y poniéndole harto jabón para que no huela a Christian Meier. Para que se te pase la mala onda de ese pata que al final solito terminó auto expulsándose del team. Su comportamiento lo delató y así recién pude comprender lo que había pasado en Punta Hermosa y quiénes eran los reales revoltosos.
Pero hubo oportunidad de hablar, de comenzar a soñar que en el Perú se puede vivir del skate. Por eso comenzamos a esbozar un tour, un circuito de presencias en los mejores campeonatos.
Los objetivos no se pueden crear sino con sueños locos, con ideas que te obsesionan y que hacen que uno genere energía suficiente para acercarse a la meta. Así he hecho mi vida, jamás he parado de imaginar las cosas. Quizás no se dieron como uno las piensa, pero se dan. Las oportunidades aparecen cuando uno tiene estrella. Y te lo digo de ángel a ángel. De poeta a poeta. De gitano a gitano. Vagabundos del mundo. Príncipes de las calles y los parques. De la noche y la música.
De ahí comenzamos a hacer más exhibiciones y así llegaste a viajar a Tacna, para realizar unas “demos” con Beto. Y luego el viaje a Ecuador, al sudamericano en La Roca Skatechurch de Quito.
Antes del viaje al norte, íbamos a hacer una sesión de fotos junto a tu pata “Walon”. Pero tú no llegaste a la cita porque surgió ese imprevisto familiar que te tumbo al suelo. La oncología es cruel, y mucho más tirana si se meten con la que te dio la vida. Y otra vez volviste a demostrar tu inmensidad espiritual, y te levantaste como Lázaro después de muerto. Y acataste la recomendación que te hice y que titula esta carta pública: todas tus alegrías y tristezas métetelas en el bolsillo y haz lo que más te gusta que es montar skate. No podías desperdiciar la oportunidad de viajar, que es algo que en los deportistas como tú, y en los artistas como yo, es fundamental, vital. De movimiento trashumante y obligatorio para crecer como persona y profesional. Para comprender que la galaxia está hecha para dominarla, para conquistarla y que vivir sumergido en la problemática viciosa de un país como el nuestro llega a parecer una pérdida de tiempo. La vida, y en especial el mundo, nos ofrecen mil formas de sonreír. Jamás podremos circular por mucho tiempo en el mismo camino, necesitamos ir a ganarnos el paraíso de nuestros sueños más orates.
Fuiste a Ecuador y quedaste doceavo. Vamos, no era lo que esperabas. Querías ganar y dedicarle el triunfo a tu viejita y darle una alegría en medio de todo el drama que debe estar sufriendo tu familia. No se pudo. A “Walon” le fue mejor que a ti, pero siendo él un gran amigo tuyo, su triunfo también fue el tuyo y compartieron el premio para poder pasarla bien un rato en Quito. Al volver, un poco cansado de la falta de liquidez y ganas de seguir con tu carrera deportiva. Pero volvió a aparecer la frase tan mentada, y tus tristezas te las metiste al bolsillo y saliste a montar el patín. A pesar de que un día viniste a la oficina y mostraste una enorme herida en el muslo producto de una caída. Ya tus ilusiones estaban puestas en el podio. Hasta este fin de semana que pasó, que Adidas convocó un miles de skaters a concursar por un cupo en el team de skate de la marca más importante a nivel mundial. Y la rompiste. Le diste con todo y a todo. Arrancaste aplausos y la gente que te vio en Ecuador, que también estuvo en Lima de jurado en el campeonato, pudo corroborar tu calidad deportiva.
Yo me siento orgulloso de saber que has tenido una oportunidad inmensa para homenajear a esa persona que más quieres. Que estás demostrando ser uno de los más grandes skaters de América Latina y tu vocación profesional es una inspiración para muchos chicos que te siguen en Carmen de la Legua, en Miraflores, en La Molina, en San Miguel, San Martín de Porres, Copacabana, La Paz, Estambul o Júpiter.
Adonde vayas, tu skate será esa herramienta que hará que cambies el mundo sobre ruedas.
Te felicito por este triunfo, quizás el logro más importante de tu corta carrera de skater. Siempre apoyándote incondicionalmente desde mi trinchera de palabras. Eres un poeta en el pavimento.