miércoles, noviembre 11, 2020

PALABRAS (INS)URGENTES !!!

Santiago, 2020.

Una bala sale de la cabeza de un padre de familia que quería separar la bronca de barrio con policías. Antes, había pasado su cuello cuando el policía caído y reventado a golpes por un inocente grupo de peloteros que infringían la ley del estado de emergencia, cagándose en las normas, que apenas vio efectivos del orden los requisitoriados se pusieron bravos y de sanos deportistas pasaron a vándalos en turba asesina. El policía, el tombo, el paco, asustado y viendo su propia vida en peligro de extinción, apretó el gatillo en defensa de su propia integridad, a la mierda la patria y los valores. Entonces el miedo de su arma desvió su disparo hacia alguien que ni siquiera lo había agredido. 

El paco chileno que mató a un hincha de Colo Colo hace ocho meses también tenía miedo y tambaleaba el timón del camión policial que manejaba mientras intentaba huir de la turba. Me consta que la furia chilena nos supera, en los pocos días que estuve me subí al metro y nos tuvimos que bajar por protestas, me subí a un bus y en una luz roja nos agarraron a piedrones e incluso unos jóvenes, de no más de 18 años cargando extinguidores, estaban dispuestos a romper los vidrios del transporte. Las farmacias, que al parecer estaban dominadas monopólicamente por grupos de poder, estaban cerrados por el miedo al  vandalismo. 

Yo también puedo tomarme una foto en medio de las protestas y pegarla de progre. He asistido a grandes manifestaciones, como los 4 Suyos cuando cayó el gobierno de Fujimori, en el 2 mil. Conocía en la plaza San Martín un bar en el último piso de un edificio. Nadie iba y la cerveza era precio justo. Ahí nos reuníamos a intercambiar poesía. Pero a los 4 Suyos no estaba marchando, nunca marché. Para ese entonces, aunque estudiante de periodismo, ya trabajaba en la revista Gente, la gran revista del Perú que jugaba en favor del gobierno. Estaba arriba en el bar mientras la manifestación se volvía un Woodstock versión chicha. 

Desde el cominenzo de mi carrera dediqué mi pluma a grandes desafíos. El primero fue entrevistar a Bernie Paz, un actor modelo que era muy famoso. Luego hice una crónica sobre el 'skunk' la nueva droga de Lima, para lo cual me dieron un presupuesto para comprar el bendito skunk. Pero mi hermano me regaló una bolsa de paraguaya envuelta en cáscaras de mandarina. Ahí está el skunk, me dijo. Yo no me sentí estafado porque igual era para cumplir con el periodismo. Con esa nota salimos en portada y seis páginas, hicimos fotos exclusivas. 

Como el fotógrafo más viejo vio que yo era rata para la prensa, me dijo para ir a la séptima región policial. Tenía un comandante amigo que le había pasado la voz de un burrier que habían capturado en Fiori, yéndose en bus al norte. Sandoval, me dijo. Vamos a Comas a sacar la exclusiva. Vamos, le dije. Tenía clases pero me valía madre la universidad, ya estaba en la cancha.

El burrier era un colorado holandés, tenía un ojo de vidrio y no hablaba español. Lo curioso era que lo habían atrapado con dos kilos de polvo blanco que no era coca, sino talco. El burrier estaba relajado, pero opuso resistencia cuando le propusieron salir a la puerta y hacerle unas fotos simulando la detención. Luego mostraron los paquetes que en realidad no eran coca, sino talco. Pero del cajón del comandante amigo del fotógrafo sacó un pomo lleno de un polvo que brillaba más que el talco. La caspita del inca, me dijo ansioso el fotógrafo. 

La nota volvió a salir en portada y con cinco páginas exclusivas. Entonces me encomendaron algo más desafiante aún: un perfil de las mejores piernas de la televisón: Magaly, Laura y Gisela. Me convertí en un redactor que hacía lo que nadie quería hacer. Ya sea porque les indignaba la misión o no estaban de acuerdo con la línea editorial que le querían poner a las notas. 

El dueño, don Enrique, desde las dos de la mañana comenzaba a escribir mandatorios: que fulano entreviste a Ferrando, que sultano le tome fotos en bikini a Karina Mía, que le propongan una publirreportaje al jefe de la FAP... y así llenaba metros de metros de escritos que indicaban lo que todos teníamos que hacer. Entonces a partir de ese momento el fax de la revista comenzaba a llenarse páginas y páginas de pedidos. 

En una de esas, pidió que vayan a Santiago con Lupe Zevallos, la dueña de Aerocontinente y hermano de 'Lunarejo', famoso narco peruano. Como era el único redactor que tenía pasaporte, me tocó a mí. Y nos fuimos con toda una comisión de periodistas que acompañamos a la señora Lupe a realizar una demanda judicial porque le quería quitar su aerolínea, que al final quebró porque se descubrió que todo era una fachada para sus operaciones con la droga.

Igual fuimos porque a los periodistas si no nos llama el deber, nos llama el trago o los viajes. Pero nos trataron fatal. Nos trataron como a Perú en las eliminatorias del 98, cuando agredieron a Juan Reynoso y nos comimos 4 goles. Humillante, igual nos trataron, nos gritaban narcos, nos hacían con la mano como si estuviéramos metiéndonos algo por la nariz. Y regresamos más o menos parecido a como regreso Juan Reynoso y su equipo. Goleados, porque al final perdieron la aerolínea y la señora Lupe tuvo que pasar a la clandestinidad, hasta hoy.