viernes, octubre 28, 2005

La Polca de los Gordos Feos

Desde el océano de mi tristeza

A Sirenita Empachada la expulsó el mar por antipática. Ningún pez pudo soportar su olor y, entre olas mansas y mareas torrentosas, llegó a la orilla y quedó varada entre moluscos y pirañas del Balneario de Los Monguitos de Pobre Corazón.
Con la brisa, Sirenita Empachada se fue cubriendo de arena, hasta que con los años y con lo grande que era, fueron formándose unas montañitas puntiagudas donde los niños del mundo comenzaron a jugar en los veranos.

Sapito Hinchado y Tramboyito con Lentes celebraban su aniversario número cero cuando llegaron a la Playa de los Monguitos de Pobre Corazón. Los niños jugaban sobre las montañitas de la Sirenita Empachada, que para ese entonces, se dice, su alma rondaba las olas del mar llorando sus penas por haber sido expulsada de la vida marina. Era conocido que quien lograba verla, era raptado por la locura inmediatamente. Muchos de ellos preferían la muerte segura dejándose llevar por la marea otros terminaban sus días deambulando por la Plaza Mayor, sin ropas ni vergüenzas qué ocultar.

Sapito Hinchado y Tramboyito con Lentes llevaban tanto tiempo sonriéndose mutuamente que el desgaste se notó en sus alientos. Tramboyito con Lentes había jurado nunca más volver a las fiestas con ponche, mucho menos bailar Chip Hop, ni siquiera oírlo. Pues, había descubierto que aquellos sonidos diabólicos le producían descontrol feromonal. Y, así, corría el riesgo de desaparecer. Justamente, ese verano en que los tramboyos se habían puesto de moda en el Puerto, y era conocido de que a muchas tramboyitas las habían raptado para venderlas en el mercado.

Ambos subieron a lo alto de la montaña, acamparon por la tarde y mientras prendían leña, sintieron el temblor. La bulla venía del malecón, era Chip Hop.
Tramboyito con lentes miró fijamente a Sapito Hinchado, lo tomó de los cachetes y se despidió de él para siempre. Luego, se entregó a la melodía y se fue hipnotizada de amor.
Volvió a las fiestas, bebió ponche e intentó ser feliz sin tener que preocuparse de dónde dormir por las noches. El Chip Hop la adoptó como su hija más bonita y la hicieron reina. Subió al estrado y la coronaron entre aleteos excitados y chiflidos de pasión. Cuando tuvo que bailar la pieza central, eligió al más pequeñito del grupo de pretendientes que candidateaban por su dulzura. Su nombre: Castorcito de Bigotes Blancos. Ambos pasaron la noche juntos, soñando.

Al terminar la fiesta de Chip Hop los peces volvieron al mar, contentos. Algunos pasados de ponche, entre ellos: Loquito Satipeño Chicuiloteado, quien a pesar de su borrachera, divisó a Sapito Hinchado a lo alto de las montañitas de la Sirenita Empachada. Hasta ahí llegó para abrazar a su amigo y contarle lo sucedido con Tramboyito con Lentes, que para ese entonces, ya descansaba en un plato encebollado junto a Castorcito de Bigotes Blancos.

Sapito Hinchado no quiso que nadie lo vea llorar y comenzó a cavar un hoyo en la montaña.
Cuando vio que era suficiente, descargó su llanto con tanta fuerza que logró despertar a la Sirenita Empachada. Ella vio tan marchito a Sapito Hinchado que se conmovió, lo abrazó muy fuerte por instinto y le pidió quedarse a su lado para siempre. Desde entonces, Sapito Hinchado habita en las montañitas de la Sirenita Empachada, curando su enferma soledad.

viernes, octubre 21, 2005

PIRAÑITA EN RE BEMOL

no es para Ch.B.


Ella era una pobre diabla
que almorzaba la basura de toda la ciudad
y esperaba la mañana aullando en cuatro patas.
Ella bebía orines para saciar su dolor
y aún así
seguía sufriendo.

Él era un pedazo de papel higiénico manchado por la indigestión.
Ni siquiera
había conocido el sabor dulzón del desagüe,
ni las amapólicas caricias de la peste roja
y ya imploraba su muerte a las cuatro flatulencias.

Al encontrarse el uno al otro
no aguantaron sus olores mutantes,
se hicieron muecas
hasta que de tanto asquearse
se comenzaron a gustar...


Entre las cloacas de cualquier parte del mundo existirán
historias como éstas

sin que los hombres tristes reclamen nuestra porción de paraíso merecido.

(octubre, 2005)

miércoles, octubre 19, 2005

NARRATIVA COMBI DEL PERÚ




LA PRÓXIMA VEZ NACERÉ BOLIVIANO

miércoles, octubre 05, 2005

HISTORIA DE AMOR PARA VIEJOS TRISTES

a la niño


Sapito Hinchado y Tramboyito con Lentes se conocieron una tarde de fiesta donde todos bailaban menos ellos.

Sapito Hinchado y su amigo Loquito Satipeño llegaron con ilusiones de conocer gente bonita y buscar eso que los del otro lado del mundo llaman amorío.

Loquito Satipeño, como era experto en esas lides festivas, fue encaminándose por los oscuros senderos de la pasión lila; conoció a Sirena con Cuernos y la hizo su novia mientras bailaban el primer vals de la jornada.

Como Sapito Hinchado era tímido y no sabía bailar, fue arrinconándose entre la gente que sobraba de la fiesta. Gente solitaria que nomás sabía hablar de arte y beber ponche. Entonces, de tanto escuchar a esta gente, fue que terminó convirtiéndose en artista de la palabra y el brindis.

Tramboyito con Lentes había bailado unas piezas de chip hop con Castorcito de Bigotes Blancos, él le decía que era capaz de establecer la tonalidad exacta del rugido de un motor de combustión. Oído absoluto, le hizo creer.
Y a Tramboyito con Lentes se le iluminaron los cristales y su boquita carnosa se estiró de lado a lado haciendo la sonrisa más hermosa de la fiesta.

Castorcito de Bigotes Blancos siguió sintiéndose un rey de la sonoridad y comenzó a beber ponche y chupar marcianos de "shabor intensho" y beber hasta que olvidó que bailaba con Tramboyito con Lentes, que ni bien vio que a Castorcito de Bigotes Blancos se puso a tambalear de borracho y a eructar como anunciando el vómito, se hizo a un lado para que no le ensuciara el único vestido de porcelana que tenía gracias a las costuras de su mamá Tramboya con Lentes.

Pero la avalancha de líquidos estomacales fueron un torrente descarrilado que terminaron salpicando el delantal blanco de Tramboyito con Lentes.

Entre la multitud que se acercó para auxiliarla, apareció Sapito Hinchado, con un pedazo de papel higiénico en la mano e intentó limpiar el vestido. Ayudó a pararse a Tramboyito con Lentes, y antes de que a Tramboyito se le vengan las náuseas por tanto vómito que tenía encima, Sapito le dijo: Los motores de combustión no tienen tonalidad exacta. Son desafinados por la naturaleza cuántica de la mecánica. Entonces, vomitó con fuerza en la cara de Sapito Hinchado.

Tramboyito con Lentes vio que Sapito Hinchado no era tan feo. Más bien, tenía un parecido a Elvis y bien podían bailar alguna pieza de chip hop, juntos.
Ambos juntaron sus mejillas resecas por el vómito, se tomaron de la mano y se juraron soledad eterna.

Para cuando se hizo de noche, Sapito Hinchado y Tramboyito con Lentes se escondieron en un capullo y decidieron no volver nunca más a la realidad.
Sapito Hinchado dejó su inocente sueño de convertirse en príncipe después de un beso mágico, y Tramboyito con Lentes comprendió que para amar a un animal hay que saber contar los latidos de su corazón.

Jamás volvieron a las fiestas con ponche.

martes, octubre 04, 2005

CARDÓ O CENIZA

Cómo será mi piel sobre mi piel.
Cómo será mi piel junto a tu piel, cardó ceniza. Cómo será.

Si he de fundir mi espacio frente al tuyo,
cómo será tu cuerpo al recorrerme
y cómo mi corazón si estoy de muerte.
Mi corazón, si estoy de muerte.

Se quebrará mi voz cuando se apague
de no poderte hablar en el oido,
y quemará mi boca salivada,
de la seda que me queme si me besas.
De la seda que me queme si me besas.

Cómo será el gemido y cómo el grito
al escapar mi vida entre la tuya,
y como el letargo al que me entregue,
cuando adormezca el sueño entre tus sueños,
han de ser breves mis siestas.
Mis esteros despiertan con tus ríos.

Pero, cómo serán mis despertares,
cada vez que despierte, avergonzada.

Tanto amor y avergonzada.
Tanto amor y avergonzada.

Chabuca Granda