sábado, octubre 20, 2007

MAL DE LA CABEZA


A pesar de la recomendación médica de no hacer esfuerzo, Los Viejitos de Barrón fueron los elegidos para sacar al público de un recital de poesía realizado en San Isidro. Luego de cuatro alaridos, el respetable abandonó el lugar inmediatamente. Ver toda la nota.


En la foto: Samo espera su turno mientras Ricardo Hinojosa ejecuta una verborrea sincopada. Lente: John Martínez.

domingo, octubre 14, 2007

La Bogeda de Matute

El señor Matute jamás abría temprano la tienda. Respetaba el ocio como se respeta a la mamá. Despertaba cuando el sol le tocaba la puerta con el pan aún crocante. La vida es una sola, decía en italiano antiguo. Y había que vivirla bien. No levantaba la reja metálica si no terminaba el lomo al jugo que acompañaba con siete panecillos y café con leche pura. Las dunas bailaban lentamente mientras la mañana paseaba su burocrática tradición.

La bodega era conocida por toda la ciudad. Quedaba en uno de los lados de la Plaza Mayor y a diario bajaban centenares de personas que buscaban comprar productos importados. Matute vendía todo tipo de licores, cigarrillos finos, gaseosas extranjeras y los mejores güisquis. Pero lo que más atraía clientela eran las tejas que su esposa preparaba. Ya había formado todo un menú de delicias de pecanas, guindones, ron con pasas e higos secos, que eran pedidos con meses de anticipación.

Con el tiempo, la conocida atracción por los dulces de la señora Matute se fueron reflejando en su pequeña hija de doce años. Iba integrándose a las labores comerciales del papá con curiosidad punzante. Orgulloso él, dedicaba tiempos veraniegos a beber cerveza con sus amigos, sentados en una mesa acondicionada, viendo quizás los triunfos aquellos de la selección de fútbol, mientras su esposa preparaba las tejas más deliciosas del país y sus hijos atendían la bodega con señorial cortesía.

Hecha una belleza, Doménica llegó a los dieciséis años con una jauría de pretendientes que gastaban dinerales en productos que nunca consumían, con tal de estar merodeando la bodega de don Ítalo Matute, natural de Ica y dispuesto a morir bajo el sol del desierto. Sus amigos cuidaban el local como si fuera un imperio de la importación. Gozaban de un televisor con cable exclusivo. Cada vez que había transmisión, los Matute cerraban temprano y se juntaban los amigos más cercanos a disfrutar de los encuentros. Perú tocó la gloria con una gira a Europa y los clientes jóvenes fueron invirtiendo su plata en conquistar a la bella heredera de la bodega.

Un flacucho pelilargo y ojón de apellido Consigliere, hijo de unos cocineros italianos que vendían fideos hechos a mano, apenas con una moto de motor setenta y la heladería familiar, que quedaba en frente de la Plaza, conquistó a Doménica durante una fiesta de año nuevo. El baile de moda era el perreo sandunguero, a ritmo de meneos y quiebres de cintura, el buen Facundo logró robarle de sus labios un picarón con miel.

A partir de ahí, comenzaron un noviazgo que se iniciaba a las tres de la tarde hasta las nueve, hora en que el señor Matute echaba a la calle a sus macerados amigos. La mala cara del señor Matute se hizo una marca de venta. Podía tener de todo, pero la mirada siempre la tenía en el muchacho de ojos salidos que veía la televisión con Doménica en sus piernas. Y ella, feliz de la vida, hablaba por su celular en el pecho de su novio. Lo peor fue que al niño no le gustaba el fútbol.

La señora Matute enfermó de diabetes, se había cansado de probar tanto dulce por años que algo anduvo mareada por años. Ella siempre decía que aquellos mareos eran de felicidad por vivir en el lugar más hermoso del mundo. Y este lugar no tenía un doctor que la curase bien y se tuvo que ir a Lima. El señor Matute no vio otra que acompañarla, abandonando su bodega con sus amigos. Algunos ya habían pasado por la desgracia del encierro. Otros siempre tuvieron intenciones, así que la mercadería fue ajustándose mientras por teléfono reportaban mezquinas ventas al dueño. Facundo sintió que el hogar de su chica se estaba cayendo, tomó el timón y se puso a atender a la clientela y a controlar la caja registradora. El negocio se repuso pero las tejas quedaron truncas hasta que la señora volvió, más delgada y sin sonrisa ni ganas de seguir con los dulces.

El pequeño novio se había convertido en un servicial buen mozo que cuidaba tanto de la tienda como de su pequeña doncella. A los cautivos pretendientes enamorados de Doménica se les exigía un mínimo de compra, o la posibilidad de ser sacado a la fuerza por los amigos, que nunca dejaron de asistir a ver el fútbol.

Las tejas de la familia Matute volvieron a venderse ocho meses después de la enfermedad que la tumbó a la señora. Su hija comenzó a experimentar con el chocolate y las frutas secas. Y sus pretendientes fueron los primeros en comprar toneladas de ilusión.

martes, octubre 09, 2007

EMPRENDE PUCP



Pando, 9 de octubre de 2007.



Estimados señores:

Para nosotros, los integrantes del equipo profesional de Urbania, es muy importante esta oportunidad que se nos brinda de tomar contacto con los jóvenes estudiantes de esta prestigiosa casa universitaria, con las autoridades representantes de este importante evento de desarrollo académico, con los colegas de las demás empresas que promueven la cultura y también una labor social importante para el país.

Un agradecimiento total a la Universidad Católica por este reconocimiento que se nos da como empresa emprendedora y que este testimonio sirva en la formación de valores positivos en nuestro país.

Nuestro producto –URBANIA- es un impreso gratuito mensual con 16 páginas a full color, donde se publican contenidos referidos al arte y el entretenimiento, tomando como eje central todas las actividades que se realizan en nuestra ciudad, con lo cual se convierte en una agenda informativa de los eventos culturales, y también sirve como guía turística para los visitantes que escapan del viajero convencional.

A lo largo de estos 42 meses de trabajo, Urbania ha ido evolucionando en los contenidos periodísticos, logrando muchas veces destacar en los medios de comunicación.

La diagramación también ha tenido un proceso de crecimiento, lo cual hace que nuestro impreso sea reconocido por un público cada vez mayor, consolidando una audiencia que se ve representada por una marca consistente.

Si es que se nos permite proponer un mensaje para ustedes, los jóvenes emprendedores (porque tenemos que establecer que los señores aquí presentes, por el mismo hecho de estar dedicando atención a estas palabras, ya están asumiendo un rol protagonista, de avanzada).
Si es que la prudencia lo permite, debemos decirles que el eje fundamental de todo éxito es la pasión.


Sin una carga afectiva hacia la actividad que uno realiza, es difícil que se puedan lograr cosas favorables. Mientras exista una fuerza espiritual que sostenga el ejercicio con nobleza, con transparencia y dignidad, siempre habrá un horizonte con esperanza.

En Urbania nadie hace las cosas porque las tiene que hacer, porque exista algún tipo de obligación comercial o judicial.

Por el contrario, cada uno de los integrantes de la empresa cumple su rol de manera responsable, se hacen las cosas sin generar conflictos y respetando el oficio que se lleva a cabo, porque Urbania es un espacio donde se conjugan diferentes pasiones profesionales. Está la música, el rock, la discoteca, el skate, el teatro y la danza, la electrónica, la gastronomía, los deportes extremos, el cine, el turismo y toda forma susceptible de fomentarse.

Porque dentro del carácter emprendedor de nuestro producto está el ampliar el espectro cultural, dando a conocer las actividades de entretenimiento que se registran para el mes.

El segundo mensaje que le queremos hacer llegar refiere a la libertad.
Porque somos respetuosos de esta institución que hoy nos ha invitado y celebramos que su publicidad invoque a la libertad como un deber, como una exigencia, una obligación en sus estudiantes.

Lo mejor que puede hacer un joven emprendedor es ampliar sus límites. Aprovechar la energía contenida y dedicarla a conocer nuevos mundos, nuevas experiencias, identificarse con el país y también sentir la variedad social de nuestro continente.

La sensibilidad juega mucho en el arte, y Urbania no deja de ser un producto que se elabora bajo la fuerza de la inspiración.

No todo emprendedor sale de las canteras universitarias, pues ese espíritu de libertad que se inculca en el claustro, muchas veces juega de manera riesgosa. Urbania se fundó de un grupo profesional proveniente de Ciencias de la Comunicación y toda la gestación del producto impreso, se formó de acuerdo a previos estudios técnicos.

Claro ejemplo es nuestro logo, el cual se diseñó de acuerdo a una serie de focus groups, con los que se llegó a la conclusión de que el perfil de nuestro cliente modelo tenía preferencias por el color anaranjado, pues, se presume que los jóvenes son vespertinos, y en el logo de Urbania se ve reflejado el atardecer, con una proyección nocturna.

Además de los edificios, los cuales evocan una cosmovisión urbana, una alegoría al mundo posmoderno.

Pero, así como se desarrolló un trabajo disciplinario, profesional, a la hora de gestar el producto, también jugó mucho el factor espiritual. El espíritu emprendedor de Luis Farfán Villacís, autor intelectual de Urbania y quien actualmente se encuentra becado en Londres, lo hizo optar por abandonar la universidad hace ya diez años y entregarse a la libertad que le ofrecía su juventud.

Así cruzó América y llegó a Europa por primera vez, conociendo, consumiendo, aprendiendo de otros mundos hasta que se percató –en pleno viaje- que en muchas ciudades del viejo continente ofrecían periódicos gratuitos. Se repartían en las calles y se promocionaban en paraderos de buses y bares. Estos periódicos tenían la misma lógica comercial de aquellas publicaciones distritales que aún circulan en la ciudad de Lima, impresos pequeños que se sustentan con publicidad de los negocios vecinos, como las peluquerías, la venta de gas, las bodegas con delivery, entre otros.

Estas ideas se fusionaron para formar Urbania. Por un lado, el espíritu de libertad, y por el otro, el potencial técnico, el soporte científico, para crear el concepto inicial.

Luego, con la llegada de Kelly Dwayer, quien conocía el ambiente periodístico de Washington su ciudad natal, el proyecto Urbania se consolidó según sus experiencias, ya que la información que ella proporciona como extranjera es valiosa y nos permite desarrollar contenidos según las lógicas comerciales de los visitantes. Esto coincidió también con un profundo amor por este país que la cobija hace ya más de ocho años.

Desde el primer número publicado en julio de 2004, el espíritu del grupo no se ha quebrado. Han existido percances que nos han hecho tambalear empresarialmente.
Hace pocas semanas, a propósito del sismo ocurrido en el sur chico del Perú, un cliente nuestro, un hotel cinco estrellas de Chincha, se derrumbó por completo. Y con aquel derrumbe, también se vino abajo nuestro contrato publicitario, el cual era de un año.

Ante la adversidad, queremos proponer un mensaje de solidaridad, de que los momentos difíciles sólo ayudan a fortalecer el carácter. Y que los emprendedores siempre van a estar dispuestos a luchar por el cambio y el progreso.

La experiencia de Urbania ha significado la posibilidad de conocer el Perú en su totalidad. Ha permitido reforzar la marca país, con información que refleja el quehacer cultural de la ciudad. Mantiene un concepto de servicio informativo y se sustenta gracias a una red de distribución y su publicidad.

Tengamos en cuenta que el término cultura es tan ambiguo, que muchas veces se limita a representar lo referido a las artes clásicas. Que la cultura es sinónimo de ballet, la música de cámara o el drama teatral.

En ese sentido, Urbania apuesta por una idea amplia de la cultura, y ofrece contenidos que por lo general no son reconocidos como disciplinas oficiales. Por ejemplo: el skate, deporte en el que nuestro impreso está comprometido y promueve activamente su inclusión como disciplina deportiva en la Federación Peruana.

Nuestro sentido de cultura nos obliga a apostar por aquellas actividades que representan la vanguardia, lo juvenil, una evidencia de que nuestro país está vivo. De que existe una nueva generación de industria cultural que se está haciendo cada vez más sólida en el mercado.

Un profundo amor y respeto por nuestro país y por nuestros oficios, es lo que nos hace diferentes como empresa. Desde la gente que realiza las cobranzas a diario, pasando por el plantel periodístico y de ventas, hasta los socios y gerentes de Urbania.

Hemos establecido una mística de trabajo, una forma muy personal de ver el periodismo y la publicidad, que esperemos, registre una época valiosa de nuestra sociedad. Muchas gracias.

lunes, octubre 01, 2007

NuncaNadie

Nunca serás capaz de matar palabras como yo / como quien apaga la luz rompiendo el foco con piedritas / coseré mi lengua a punto cruz / para no dejar que se me siga cayendo el verbo / mis encías junto a un exabrupto bien adornado con rosas y limón / así quieras bajar mis delirios con pastillas / con castigos y desprecios / con una camisa de fuerza / a ver si dejas de berrear como berrea mi abuela / cuando estorba la melancolía de radio infelicidad / y no te dejan morir en paz / pagando culpas ajenas con tarjeta / así se lleven mis brazos y embarguen la tele / así llueva tres años seguidos en mi jardín / y mi perro solo haga su caca en la sala / para que los invitados sepan bien por dónde caminan / con quién hablan / quién les mira botando pus de los ojos / de pura excitación cuando veo pies descalzos / que se muevan cosquilleadas entre sí / jugueteen mientras puedan / porque pronto mi dolor se convertirá en show de la gata caliente / entonces nadie te hará caso cuando grites que te vas a lanzar al río / nadie /