A Ronieco lo conocí en el año 99, en un parque. Estábamos con la gente de la universidad tocando guitarra y tomando vino tirados en el gras cuando llegó con un disco de vinilo bajo el brazo. Era el álbum blanco de los Beatles. Yo lo reconocí porque lo había visto varias veces en el programa de rock de Gerardo Manuel, en el canal siete. Les hicieron una entrevista y hablaron de terrorismo. Yo le manifesté ese momento mi admiración y respeto y nos hicimos muy amigos. En ese entonces, lo que había quedado de Actitud Frenética se hizo Mamitud, con una propuesta inspirada en la devoción krishna y algunos indicios de lo tropical. Aún la gente no conocía Juaneco pero Ronieco ya había dejado de llamarse Ronald Frenético para autoproclamarse la versión rockera de Juaneco y su Combo. Por eso armó la banda Ronieco y los combonautas, que entre otros integrantes tuvo al negro Chombo de corista.
Esos tiempos, todo era juerga, como él lo decía: sacar bien. Hacer historia. Loco, matiz. Incluso. Palta, loco. Energías. Saca recontra bien. Tanto así que eso me inspiró a escribir un cuento en mi libro Barrunto, que se titula 'Tolkin limeñian blues'. Imaginé un personaje como Ronieco. Y usé una frase que él siempre decía también, es mejor sacar bien y tal vez perder, que no haber sacado bien nunca.
Cuando Kaniel se fue a EEUU, dejó el puesto de bajista libre y formé parte por unos meses. Era difícil mantener el ritmo porque los ensayos exigían reunirse todos los días en su casa. Y siempre había fiesta, siempre la gente, chicas y chicos hippies, estones, luego duros, con pocas monedas comprando trago entre todos haciendo chanchita. Asi fue la vida de Ronieco en su sala, donde ocurría todo y cualquier cosa podía ocurrir.
En casa de Ronieco conocí la gente más rara y loca de mi vida. Siempre había oportunidad de pasarla bien escuchando discos o tocando en vivo.
Antes de que Kaniel se vaya a EEUU se fue al Cusco. Y ahí nos encontramos, yo había estado en casa de mi novia unas semanas, entonces le conseguí hospedaje ahí y le presenté al Paucacho, otro escritor de allá. Y cuando yo me regresé a Lima, el Drogul se fue para allá y alquilaron con el Kaniel un cuarto y se dedicaron a tocar las canciones de Ronieco. Se presentaron en algunos bares del Cusco y la hicieron linda. Ahora Kaniel trabaja en EPSON y Drogu está en Tailandia.
Cuando han venido a Lima ha sido obligatorio la reunión en casa de Ronieco, esa sala de su casa profanada por el demonio de Ronieco.
Ronieco era mayor que yo y no era de la facultad, él había terminado economía en la Pacífico. Nosotros éramos de la San Martín, cuando terminamos dejamor de frecuentar la casa de Ronieco, pero Ronieco se hizo de otra gente, de otras generaciones que lo seguían, lo amaban y lo odiaban. En ese orden, primero lo querías pero en algún momento lo odiabas y te repelía, luego volvías por el rock.
Gracias a Ronieco fue que fundamos Los Viejitos de Barrón, mi banda.
Porque cuando comenzamos a tocar él nos dio la oportunidad de tocar en sus eventos, en el centro de Lima, en todos los bares underground, en plazas, en rotondas, en tantos lugares que nos dio vitrina, además de tocar en su casa también, siempre con el Chombo, con el negro Palomino después.
Una vez tocó Fiorella Cava, en su sala, adonde llegaba la policía o los vecinos colindantes que ya se la tenían jurada.
Ronieco, el Lennon, peruano, se mimetizó con sus lentes redondos y sus patillas. Aunque Ronieco se consideraba más Harrison que Macarniano. Pero se parecía a Lennon. De chibolo, lo entrevistaban porque era uno de los pocos en Lima que tenía la colección completa de discografía de los Beatles.
Una vez lo apoyé con la producción, porque él siempre decía que yo era su productor pendejecutivo. Para unos shows de Actitud Frenética, con el fallecido Cesitar, y con Nilton, en canal siete. Programa Distorsión. Luego, para la despedida de Jota Jota Castro en el bar La Noche, tocó Actitud Frenética con el Chino Yamasato en la batería y tocaron Fiebre. Alucinante, ahí entendí la real fuerza de Ronieco y su banda.
Tantas historias con Ronieco. Sobre todo en las fiestas del Waro, siempre hacía su Warofest donde tocaban los Viejitos de Barrón.
Cuando murió Ronieco el Waro me dijo que había que ir al velorio. Yo tuve que dejar a mi vieja sola pero hacía tiempo que no veía al Waro, estaba un poco ressentido por lo que había escrito sobre la muerte de su padre en mi último libro. Pero pasamos la página y nos encontramos ahí. La tía de Ronieco me tenía buena onda. Una vez en su casa, en juerga, yo había vuelto de México y le regalé un souvenir de la virgen de Guadalupe. El día del velorio yo tenía una estampita de la virgen que me dio mi mamá antes de que la operen. Y me sirvió cada vez que tenía una tensión en el trabajo, agarraba la estampita y la sobaba, rezaba, pedía que no me dé un infarto por todo lo que estaba viviendo en el trabajo. Por eso cuando fui al velorio me acerqué donde la tía y le regalé la estampita. Primero no se dio cuenta, luego sí y me reconocí. Estaban cantando los Hare Krishna que además son antivacunas y no usan mascarilla. Y el Waro había estado contagiado en la Villa Olímpica. Pero la muerte nos unió. La música era relajante y los cánticos decías hare krishna hare rama. Pero iban combinando las palabras, yo pensé al comienzo que las palabras tenían un ordenamiento cortaziano, pero luego la realidad era que era una mezcla libre y random.
Terminamos cantando y bailando todos, luego habló el Waro y me quiso pasar la posta pero no se me ocurrió nada qué decir sino hasta ahora que puedo escribir mientras me sale espuma.
Cuando se murió su papá, Tino, Ronieco se la pasó cantando y por la noche cumplió con el show que tenía en el centro de Lima. Por eso fuimos a darle el pésame pero también para gritar Ronieco, Vamos Ronieco, fuerza Ronieco, conchesumare Ronieco, Saca Bien, Saca Good. Rompe la guitarra, tírala al suelo, cómete las cuerdas, hazte un solo a lo Hendrix. Tírate contra la batería, límpiate la nariz. Rómpele la clavicula a tu músico de un cabezaso. Recoge los cables, cambia de jack, cómprate un amplificador, dos, cinco, un bajo, un teclado. Ten una hija. Cántale en las noches, haz de ella una amante de la música como lo eres tú. Camina. Deambula. Orina en cualquier esquina. Amanece en la calle, con tu guitarra. Con la Melcochita, con Sa-Karla, con MasKarla, Chilton, Comparito, la Kurney Waro, Kanita, Rabiela, Dorisa, Fruta Fresca, Kálvaro Sin Criterio, Choclo, Pulpín.
Cuando dejó de postear Ronieco, todos supimos que había muerto. Pero su hermano Guido tuvo que confirmar la noticia, mientras detallaba sus últimas horas producto de la desidia de un hospital que no lo quiso atender, por no contar un seguro médico social porque su oficio de rockero no es reconocido por el Estado, porque los mitos del arte no tienen garantizada la mejor atención hospitalaria. Un líder innovador de la música, olvidado a su suerte. Sacó bien hasta el final. Todo puede ser real, Ronieco.