sábado, octubre 04, 2008
SOY UN CONTADOR PÚBLICO DE CUENTOS
Juan José Sandoval Zapata (Lima, 1976) se autodefine como un artista joven aún, un luchador cansado, un vividor del arte, periodista por necesidad, escritor y músico por vocación. Su vida no ha sido fácil, pero ¿de quién lo es?
Por María Elvira Martínez.
A los 21 estudiaba contabilidad en la Universidad Ricardo Palma, estaba en 7mo ciclo y se encontró con un problema: no le gustaba esa carrera. No tenía amor por los números, tampoco tenía un apego por sacar cuentas y resolver eternos inventarios, no se veía así mismo sentado en la comodidad de una oficina, semienterrado por interminables horas bajo un montón de facturas y recibos. Él era un artista, se dio cuenta desde niño, cuando una guitarra cayó en sus manos su primer impulso fue sacarle furiosas notas musicales, se valía de la guitarra así como se valía de un lápiz para jugar a ser escritor: huía de un mundo familiar que se le antojaba hostil y tenía predilección por confundirse en la fantasía, en recrear pequeños cuentos que le valieron más de un puñetazo por parte de furibundos compañeros que se veían reflejados en ellos.
Lo veo nervioso. Me dice que no le gusta que graben su voz. Le da “la puma Carranza”. Tampoco le gustan las fotos. Veo unas cuantas en la pared: algunas son viejas y en ellas él aparece muy niño, risueño…pero conforme veo sus fotos más recientes su sonrisa va mutando, hasta desaparecer por completo.
Fue integrante del conocido grupo Madre Matilda, cuando éste aún se llamaba “La jóvena Yolanda”.
-No hablaba casi nada. En las entrevistas que luego nos hicieron, más hablaba Pierina, Carlos…yo siempre fui de perfil bajo.
Veo un poster en blanco y negro. Pierina Less, vocalista del grupo, resalta con su figura de Morticia roquera, él se encuentra casi sepultado por los demás integrantes, su rostro apenas se ve, siempre con ese gesto de furia reprimida en los labios carnosos.
Quiero empezar con las preguntas, pero lo veo un poco distante, un poco ido, algo indispuesto pero resignado. Coge un pedazo de papel y trata de darle alguna forma.
Empiezo:
-¿Te consideras un escritor underground?
Piensa, mira el suelo.
-No, esa es una etiqueta que me han puesto. Tal vez es porque he hecho casi siempre un trabajo independiente. Pocas veces he trabajado para multinacionales. Cuando publiqué mis cuentos fue de manera independiente.
-¿Eres susceptible a las críticas?
-No. Con el tiempo uno aprende a madurar y a sobrellevarlas. Hay artistas que no aceptan críticas si es que no los adulan. No pierdo los papeles, no me ofusco, aunque, claro, uno nunca sabe que le depara el ego.
Le pregunto qué siente al escribir. Él respira profundamente, está pensando, calcula las palabras. Decide aventurarse:
-No creo que sea un placer. De hecho deben existir escritores que lo hacen por una cuestión de arte por el arte, porque son creativos, porque cuentan con una imaginación exorbitante. En mi caso la literatura me asalta. Es mi forma de canalizar mis inquietudes espirituales. L o que yo valoro es eso.
Escribir es una lucha. Yo atiendo a ciertas inquietudes que parten por un conflicto con cosas con las que no estoy de acuerdo. Es un acto de rebeldía. Un cuento mío es mi modo de ver cómo pudieron ser las cosas y no fueron, es mi versión.
Lo miro otra vez. Está absorto en otros pensamientos.
-¿Eres un escritor rebelde?
Despierta.
-No. No es así…sino…Mario Vargas Llosa plantea que si él no conocía a su padre (pensó que había muerto, se lo presentaron a los 10 años) y, sobre todo, la clase de persona que era su padre: autoritario, mandón, acomplejado; él no hubiera sido escritor. Sus obras tienen mucho conflicto. Siempre fue un romántico. En mi caso es parecido. No es que yo promueva la rebeldía. Hablo del proceso creativo. Todo parte de un conflicto, de una necesidad de rebelarse contra algo. En mi caso diría que fue la separación de mis padres. Veo el mundo como fracturado.
En “Las ratas de mi casa”, mi segundo libro, hablo de eso. Del quiebre familiar. Lo que pasó con mi familia pasó con el Perú. Es un reflejo de eso. Proviene de una ruptura de nosotros como sociedad. Esa falta de integración que hay entre los peruanos, la diversidad de razas, de culturas crea fenómenos distintos. Ahí vemos la cultura combi, la choledad…ese tipo de cosas, cada una es un mundo. De ahí que yo vea la sociedad como fracturada, como que le falta algo.
Me cuenta que el tiempo en que tocaba en “Madre Matilda” fue uno de lso más difíciles. Había dejado la Ricardo Palma, no tenía trabajo y como tenía carro, decidió destrozarlo en las pistas de Lima haciendo de taxista.
-No me molestaba hacer de taxista. Mucha gente estaba en una situación similar. En ese sentido no tengo complejos, el problema era que llegaba muy tarde a dormir, empezó a dolerme la espalda, estaba mal de la columna, me salió una hernia, tuvieron que operarme.
-¿Incursionarías en la política?
-Claro-responde al instante sin pensarlo casi- siento que es un deber del artista. Defender sus ideales. Qué mejor modo que haciendo desde “la cancha”. Pablo Neruda fue embajador, Vargas Llosa postuló a ser presidente…
Me habla de su madre.
-Mi mamá es pintora aficionada.
-¿Qué opinión tienes de aquellos artistas cuyas obras están valorizadas en ingentes cantidades de dinero?
-Me parece que el arte no debe venderse. Es más, debería ser gratis…bueno, no tanto. Además siempre habrá gente dispuesta a pagar todo ese dinero. Hablo del arte pictórico. Pero con los escritores es distinto. No estoy de acuerdo con que el escritor reciba sólo el 10% de las ganancias por sus libros. Las editoriales aluden que el material es caro, la impresión y todo eso pero al final de cuentas la gente no compra el libro por el papel, ni por la pasta que lo sino por el contenido. Bueno, al menos aquí en Perú sé que los libros son caros por la poca demanda que hay…aún así si comparamos los precios de aquí con los de Europa…pues aquí está más cómodos.
-Sí, eso es cierto. Y ¿qué pasa con la piratería?
-La piratería es una consecuencia de los precios excesivos. En todos lados sucede lo mismo.
-¿Te molestaría que “pirateen” tus obras?
-Hmm. No sé si me molestaría o me halagaría…
Me señala la computadora y me dice que ponga música. Algo de Charly García.
-Escucho música todo el tiempo. Cuando escribo, cuando leo, cuando veo TV también.
Le pido que me hable de su banda. Pero que primero me diga cómo empezó esa inclinación por la música. Por hacer música.
-Cuando era un adolescente. Tenía unos 14 ó 15 años. Mi grupo se llamaba “Sombras”. Hacíamos covers de Gun´s and Roses, de Nirvana…Recuerdo que la primera vez tocamos en una pollería…fue algo extraño. En esa pollería sólo sonaba música del recuerdo, criolla…y nosotros estábamos allí armando un caos, desordenando las cosas, gritando. La gente se acercaba sólo para vernos, ni siquiera comían.
Su cara ha cambiado. Por un momento parece tener 15 años otra vez. Parece ser ese chiquillo sin preocupaciones, que creaba mundos distintos en su imaginación para sobrevivir un día más. Luego su mirada vuelve a ser dura.
-La banda que ahora tengo se llama “Los viejitos de Barrón”…no somos un grupo profesional en el sentido de que no nos interesa sacar discos, ni siquiera tenemos instrumentos. Ensayamos algunas veces. Tocamos en público otras. Definitivamente que lo que hago ahora no se compara con lo que hacía a los 15. De todos los chiquillos de barrio que tocábamos sólo yo lo sigo haciendo. Los demás se dedican a otras cosas. Cosas que no tienen que ver con el arte.
Dejé de tocar por varios años.
(Me enseña algunos periódicos y revistas donde sale con Madre Matilda. En las fotos él siempre está oculto. Se cubre la cara, mira a otro lado…)
Y dejar de tocar me sirvió. Fue un proceso de silencio. Eso me ayudó a volver con más fuerza. Con “Los viejitos de Barrón” no me interesa grabar. Somos un grupo de escritores haciendo música. Por mera pasión.
-Leí un artículo que te hicieron en un periódico. Ahí dicen que tu literatura es “combi”. ¿Qué piensas de eso?
-No me molesta. Quizá sea acertado decir eso porque, bueno, mi prosa es caótica. Es agresiva en su estética. La forma es agresiva, radical. No he leído El Quijote, tampoco ningún libro de Faulkner. Creo que más me he dedicado a mirar televisión.
-¿Cuáles consideras que son tus influencias artísticas?
-Hmm, pues el rock, la salsa dura…son muchas, no podría enumerarlas.
-¿Hay algún artista peruano que te parezca poco valorado?
-No sé si haya alguien poco valorado. Lo que sí sé es que hay muchos sobre valorados. Por ejemplo aquellos que tienen ciertas influencias, que son amigos de periodistas y gozan de cierta facilidad para decir lo que piensan. Se les da mayor tribuna y facilidades para que sus obras sean difundidas.
Eso pasa por ejemplo con escritores como Alonso Cueto. Su obra “La hora azul” me parece francamente tibia, lela. Creo que no justifica sus premios, sus becas. No tiene contundencia. Es un emblema de lo sobre valorado.
-¿Qué piensas de los escritores peruanos contemporáneos tuyos?
-Me parece que hay buenos. Comparándolos con los de la década del 90. A finales del 90 surge una nueva camada que intenta salir del realismo sucio de Bukowski y hay otros que se sumergen en ese sub mundo. Como “Barrunto” mi primer libro.
- En “Barrunto”, tus personajes tienen destinos siniestros. Viven, respiran se alimentan de la lacra. ¿Por qué ese modo de ver las cosas?
-Lo que la obra sugería era eso: la decadencia social. Con la intención de salir de ello ilesos.
-¿Te identificas con tus personajes?
- Sí, en el sentido de que los he visto. Me solidarizo.
De Barrunto se hizo un cortometraje en 2002. El corto estuvo inspirado en el primer cuento del libro, un libro sobre fútbol, sobre los hinchas, sobre sus tristes destinos. Me cuenta que esperaba algo más del corto, no es que le parezca malo.
-Es diferente-respira hondo- el corto tiene otro final. Yo no creo que estén inmortalizando mis cuentos haciendo de ellos un corto, una película. Quizá lo estén matando de a poco. Aunque si soy sincero diré que el libro supera el corto.
Sonríe.
-¿En que crees?
-En el trabajo puro. En el esfuerzo. En sudar la camiseta.
-Has viajado mucho… ¿qué diferencias encuentras entre el periodismo escrito limeño y el periodismo escrito de provincia?
-Bueno, hace poco estuve en Iquitos. Justo aquí tengo unos periódicos de allá.
(Me enseña unos diarios, algunos son a full color y otros trabajan solo con el negro y el verde. La portada de uno de ellos es un adolescente ahorcado)
Como puedes ver es más sensacionalista, trabajan lo que es la civilización del espectáculo, las vedettes con los futbolistas…
En Iquitos presenté mi libro hace un mes, en la Feria del Libro que se realiza allá. Pero la concurrencia fue escasa. También se presentó Beto Ortiz. A su conferencia asistieron más personas pero si bien es cierto él iba como escritor las preguntas que le hacían, el trato que tenía giraba más en torno a Gisella Valcárcel, a su “pedofilia”…¿te das cuenta?
Sandoval junto a su amigo el poeta Andrés "Necho" Velarde, quien radica en Iquitos y prepara un libro de crónicas de la selva. Septiembre 2008.
-Hay un boom de Blogs y tú no eres ajeno a ello. ¿Qué papel tiene el blog en tu vida?
-¿Mi blog?...es importante, lo tengo como una herramienta de trabajo más que como medio para publicar…lo uso para practicar. La información gira de manera más eficaz. Los blogs como uterotv pueden llegar a ser una herramienta poderosa.
-¿Qué te hace feliz?
-La música.
-¿Qué te deprime?
-La música.
-¿Qué te pone nostálgico?
-La música.
-Estás haciendo una investigación sobre la caída del fokker de Alianza Lima en los 80s. ¿Qué piensas hacer con ese material?
-Pues hacer un libro. Desarrollar el tema de la ausencia. Darle un enfoque distinto. Concentrarme no en los que partieron sino en los que se quedaron.
-¿Qué proyectos tienes?
-Conseguir trabajo y si no encuentro pues…taxear. No pienso mucho en el futuro, el presente es todo, el futuro luego se ve.
La entrevista ha terminado. Él se ve cansado. Sale al jardín, se estira, juega con su perro pug. Otra vez tiene 15 años.