jueves, diciembre 05, 2019

BARRUNTO DE ARRIBA Y BARRUNTO DE ABAJO


Tres Cabezas o La Casa Rosada. Chimbote, 2019.

Así como me tocó presentar (una vez más ya perdí la cuenta) mi Barrunto este año en la Casa España de Lima, justo el 23 de octubre santo de Caitro Soto, cajonero mayor del Perú, se perdió o se robaron o me lo dejé robar, o me lo olvidé pensando en que era una leyenda y no tenía para pagar un dentista. / . / . / Tal vez fue una maldición que me tiró el duende desde arriba. / . / . Negrito, habrá dicho / el día de mi santo se celebra conmigo / o no se celebra guajuajua / Se habrá reído el maestro Caitro / . /  Le pregunté a mi diler en el barrio si lo conoció / claro pe causa, me entregó el paco / si su hijo fue mi primer amigo en el barrio / . / tu vuelto, barrunto / .  / . / .

De igual forma el día que murió José María Argüedas, luego de unos días de agonía tras un balazo en la cien, me toca presentar Barrunto en Chimbote / . / . / Yo vine por primera vez, a presentar Barrunto, en el año 2008 / En realidad no vine por mí sino por gestión de Romero, el baterista fundador de los Viejitos de Barrón / él acababa de presentar un libro de 600 páginas 'La armonía de H', sobre la vida y obra del poeta Luis Hernández / fue a él a quien contactaron para presentar su libro / él dijo que vaya Barrunto conmigo / y nos mandaron los pasajes / pero lo que más recuerdo, aún no había ido a Europa yo, fue que nos recibieron dos gestores culturales / uno era Augusto Rubio, premio nacional de periodismo, y el editor Jaime Guzmán / el editor era mucho mayor pero un tipo moderno, open mind, recontra relajado / ambos nos dijeron que Chimbote tenía muchos atractivos literarios / mientras comíamos el mejor cebiche del Perú nos propusieron ir a un burdel / pero no era un chongo cualquiera, era el mítico Tres Cabezas / adonde José María Argüedas, a saber de la novela 'El zorro de arriba y el zorro de abajo', iba para aplacar su depresiva tristeza / Ese libro relata a manera de diarios personales o cartas de despedida de este mundo, que su vida ya no tenía sentido / mientras que trenza una historia que se ambienta en Chimbote, con el boom de la pesca / . / . / .

Según críticos de la literatura, El zorro de arriba y el zorro de abajo queda póstuma pero también queda como una obra que concluye con la propia muerte del autor / . / . / .

Entonces cada vez que he venido a Chimbote, ritualicé mis actividades personales / me comía el mejor cebiche del Perú / luego tomaba un taxi y me iba al Tres Cabezas a cumplirle al tayta / . /  . / :

Una ocasión caí por Chimbote con mi papá, para el matrimonio de un primo / entonces me jalé a otro primo le pedí que me acompañe y lo llevé al tres cabezas / a los años se casó pero no me invitó a su boda / . /  . /

Este libro vale oro / dijo Jaime Guzmán / pero hablaba del libro de Romero / del mío, lo puso por ahí entre sus miles de libros que había editado / le compró una buena cantidad y seguimos bebiendo cerveza hasta el amanecer, en el malecón / . / . / .

Stand del fallecido Jaime Guzmán en la FIL de Chimbote, noviembre 2019.

Chimbote tiene todo lo malo de Lima, es gris, tiene mar, aunque también gris y oloroso, como a sexo / tiene su avenida abancay / su victoria y su surquillo / también tiene bonitos restaurantes y bares, se come buen pescado / . / . / Esa vez en 2008 Romero sabía que era el último tour porque se iba a Irlanda a casarse con una chica que había conocido por messenger / yo no sabía qué hacer / acababa de quebrar la empresa que hacía Urbania / tenía un libro que poco o nada de réditos me traía / pero fui a Chimbote con el mayor entusiasmo / y a los meses me invitaron a Europa / . / .



Ahora once años después llego a la Feria del Libro como invitado / un invitado un poco raro porque me invitaron y luego nadie se comunicó conmigo / entonces decidí ir por mi cuenta / pero apenas me vieron merodear el malecón me llamaron / me pidieron disculpas y que tenía una habitación en el hotel de turistas / entonces fui a sacar mis cosas del hostal pulgoso al que me había metido y todo el dinero que tenía de viáticos me lo gasté en cervezas que metí en la maleta y las puse a congelar en el frigobar / pensando siempre en Argüedas, me fui a hacer mi ritual prostibular / el taxi me llevó por unos parajes que recién caía en cuenta que se trataba de un basural y que íbamos entrando cada vez más a la profundidad de una gran montaña asquerosa de basura que se iba quemando de a pocos / no había mucha gente / no es un lugar habitable / no hay animales, solo millones de moscas / entonces el taxista me dijo que si quería que lo lleve hasta la puerta eran dos soles más / no tenía monedas así que me dejó como a 300 metros / baje nomás, no pasará nada / yo sentí miedo, como si me estuvieran mandando a la muerte / pensé que sí tal vez estaba siguiendo el camino del tayta y que nuevamente me cortejaban los pensamientos suicidas / . / . /

Llegué a la puerta y no había nadie / ni siquiera el portero / entré y comencé a tomar fotos de un lugar prehistóricamente vacío / como una casona de monjas para retiros espirituales / pero aquí no había nadie / ni carne ni nada / solo moscas y olor a basura quemada / el primero en llegar fue el portero y me cobró dos soles / luego llegó una nenita que pidió su llave / detrás de ella entró un robusto moreno que le tocó de inmediato la puerta / lo dejó entrar / bueno la perdono, me dije / al cabo de una hora / desesperado por las moscas y el olor / llegó una mancha de putas / aunque todas gordas y yo para gordas ya estuvo bueno / llegó una bajita casi niña sin senos / la miré y me miró / recordé a la niña de Cerro Azul pero cuando me iba a parar un viejito la tomó de la mano y se la llevó / me ganó el viejito y a la niña me la ganó un huevón con plata / yo soy un huevón que escribe, pero que no tiene plata / aunque en el tres cabezas todos deben tener plata / la vi entonces salir con un vestido que traslucía todo su cuerpo desnudo, rojo / me metí a su cuarto y batallé los fueros de su piel / entonces me sentí Argüedas otra vez / como antes de suicidarse mencionó en un discurso que le pesaba mucho llevar una vida amorosa y sexual con una mujer más joven que él / yo no tengo ni vida sexual ni mujer más joven que yo / la mujer que se acerca se aleja al conocerme a profundidad / no sé por qué / Arguëdas habrá sido así de intenso? / O no sé así lo imaginé mientras la ecuatoriana (Julissa, colecciono nombres del oficio meretrístico) me limpiaba con alcohol la entrepierna / . / . /



Creo que esta ha sido el último peregrinaje / aunque la gira de Barrunto por los veinte años recién comienza / tengo tanto tiempo metido en esto que me conozco la ruta / salir a una ciudad / sea Ayacucho o Dublin, sea una mesa literaria o un comedor popular / es valioso ir a hablar del libro más allá de vender uno o dos libros que te alcanzan para un vino, el piqueo y el matiz / conoces gente maravillosa que te cambia la vida / recuerdo haber recibido el abrazo en Europa de una lingüista de la UE, que quería que le explique la connotación de la palabra 'ruca' que había leído en mi cuento / o cuando presenté mi libro ante unos cuantos desconcertados estudiantes colombianos, en una biblioteca pública en Pereira / yo haciendo una pantomima de un vendedor de buses / en este caso el bus fue la biblioteca y los lectores los pasajeros / y yo el que se sube a venderte un caramelo a cambio de una historia / nadie me compró un libro pero a las pruebas me remito :




Después de ese viaje a Chimbote en el 2008 con Romero a presentar su libro la Armonía de H, sobre el poeta suicida Luis Hernández Camarero, ya como a las siete, después de haber bebido toda la tarde, comido el mejor cebiche del Perú y descargando una maniobra física-fisiológica en el tres cabezas / hablamos cualquier pichulada en la mesa / al fin y al cabo había no más de diez personas / Igual cuando a los meses me fui a Iquitos a presentarlo gracias a mi tía Viky, que se hizo mi manager unos meses y auspició mi presencia en la Feria del Libro de Iquitos / me consiguió hotel y más o menos igual llegué primero a una casa y luego me encontré con mi amigo Necho y nos pusimos a tomar chelas heladitas en el malecón / . /  a esa presentación fueron solo dos personas y solo fueron porque mi tía les había ofrecido una botella de Jack Daniels / . / . /  Nos tomamos la botella y luego se hizo de día al Nechito lo botaron del trabajo y a mi me botaron del hotel por tomarme todo lo que había en el frigobar / . / . / volví a Lima con el pasaje para el bus nomás / . / pero feliz / . aunque la felicidad es pasajera y también pajera / así que al cabo de unos minutos te sientes un pobre huevón / .  / . / . /

Un consejo de un ángel a otro ángel: cuando desees morir, ve a Chimbote viejo, mira un rato el malecón / tómate una chela y cómete el mejor cebiche del Perú / tómate un taxi y dile que te lleve al tres cabezas / huele toda la basura quemada que puedas / trágate una mosca / paga tus dos soles y comparte carne con algún barrendero jubilado, un basurero hediondo, un pescador drogado con pasta / comparte tu virilidad con una mujer que todos hayan besado / lámele la oreja y baja hasta el ombligo / dile que la amas / que le pagarás sus estudios / que la harás tu esposa / que le pagarás la operación a su papá / todo a cambio de darle un beso en la boca / que si no te acepta te matarás por ella por amor / . / . / volverás a la ciudad reconfortado /  luego de eso, te aseguro: amarás la vida por lo menos unos cinco años más / - / .

Quieres conocerme anda mirar el mar. Martín Adán.